2010-10-27

Del serial a la viñeta

José Grau reinterpretando a Sax Rohmer, editorial Valenciana, 1943


"Drums of Fu Manchu" (1940, W. Witney & John English): todos los seriales deberían ser como este Sin duda el mejor serial de superhéroes: Adventures of Captain Marvel (1941, W. Witney & John English)

Antonio Hernández Palacios dibujando al Capitán Marvel (Valenciana, 1944)

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Un serial canónico: "Mysterious Dr. Satan" (1940), de John English y W. Witney


"El misterioso Doctor Satán", por José Grau. Ed. Valenciana, 1943


"Jungle Girl"(1941, W. Witney & John English), el primer serial de Nyoka...

...estrenado en España como "En la jungla del terror" (Dibujos del desconocido Cecil, Valenciana, 1944)

Una Nyoka harto más sexy que la real

Que el mundo del serial es primo hermano del del tebeo clásico, es cosa que todo lector debiera tener claro hace tiempo. Para ilustrar tan fértil vecindad, nada mejor que traerles algunas imágenes de las adaptaciones a la historieta que en los años cuarenta se lanzaron en forma de cuaderno desde editorial Valenciana, basados en las mejores obras del género que facturasen los incombustibles y geniales John English y William Witney. José Grau, prolífico artista, dio vida en papel al mejor villano de todos los tiempos, el Doctor Fu Manchú, representante de ese peligro amarillo que ustedes saben tanto me fascina...

Y ya saben: para ampliar información, váyanse a su librería y háganse con "Tragados por el abismo", el libro definitivo sobre los tebeos de aventuras que el Abuelito ha confeccionado para todos ustedes...

2010-10-22

Un porno satánico

MESSE NOIRE
Director: Anónimo. Actores: Grupo de satanistas alegres y casquivanas, sin nombre. Francia, 1928.

Cualquier iniciado en la magia sabe perfectamente que el Diablo es el Señor de este mundo. Él ofrece certezas, no fe; libertad absoluta en lugar de represión; vida ahora, no en ultratumba; placer inmediato e intenso sin restricciones ni culpabilidades. Así supieron interpretarlo cuantos satanistas cabales en el mundo han sido.

Dichas así las cosas parece que el espantajo de cuernos y rabo se encuentra muy lejano, arrumbado por unos postulados que bastante se acercan al epicureismo. Claro que la veneración a un Ser Superior, por muy Satanás que se llame, no deja de ser servidumbre y pleitesía en el fondo incompatible con esa reivindicación de la libertad total que es el luciferismo. Contradicción como el hecho mismo del rito, por muy irreverente que éste aparente ser.

Algo de todo esto subyace tras este insólito cortometraje de 1928, de apenas siete minutos, la única pieza de porno satánico que mis ojos han tenido la oportunidad de contemplar y una de las más grandes rarezas que han pasado por este Desván. Anónimo es su realizador, lo mismo que cuantos intépretes aparecen. Yo estoy bien seguro de que son luciferinos convencidos todos ellos.

O mejor dicho, todas ellas. Porque se trata de un grupo de señoritas que acompañan en su iniación satánica a una neófita. Vestida de blanco irrumpe ésta en la sala donde ha de celebrarse el ritual, rodeada de sus compañeras con antifaces y en pelota picada. Un hombre orondo y velludo con traje de diablo como de Meliés oficia la ceremonia junto a la única mujer con ropa, la sacerdotisa Astarté.

Una forma de satanismo es la suelta sin represión de las fuerzas subconscientes que nuestro interior atesora. Fuerzas e impulsos irracionales, instintivos, presididos como no puede ser menos por la omnipresente y poderosa pulsión sexual. Esto es lo que ilustra contundente esta Messe Noire; para ello se vale de un desfile desvergonzado donde en imágenes directas, sucias, sin pulimento alguno, toda perversión se practica y escenifica.

Flagelación, felaciones, penetraciones en todas las posturas, mordiscos vampíricos, comunión con sangre, cunnilingus, lesbianismo, bondage, humillación y hasta derrame del precisoso líquido prana en plano primero. Lingams y yonis sin depilar; como en la mejor magi(k)a thelémica Lucifer derriba todos los frenos y otorga al hombre una dignidad sin tabúes. Aunque ante semejante aluvión de fotogramas de sexo más que explícito quede siempre la duda de si estamos frente a una obra de satanismo filosófico o de follandria pura y dura. Que en el fondo, bien mirado, viene a ser cosa muy parecida...
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(Última hora: me dice un nietuco amable y sabio que pinchando AQUÍ pueden ustedes descargarse esta perla luciferina...Aprovéchenlo!)

2010-10-18

Superman and the Mole Men

SUPERMAN AND THE MOLE MEN
Director: Lee Sholem. Con George Reeves, Phyllis Coates, Luke Benson, John T. Bambury. USA, 1951

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No vayan ustedes a creerse que porque en esta casa se dé gran relumbrón a los superhombres ibéricos no se sepa apreciar el material foráneo. Todo lo contrario. Al césar lo que es del césar; pleitesía rindo a Superman, primero de los superhéroes, en todas sus vidas anteriores a 1968. Desde entonces en adelante se me da una completa higa en cualquiera de sus encarnaciones de papel o celuloide.

Hasta ese año el seminal personaje fue uno de los más perfectos ejemplos de criatura pop, inocente, bizarra, medio loca. Durante los cincuenta, cuando la censura americana -el Comic Code, ya saben- apretó más sus clavijas, guionistas y dibujantes de Superman alumbraron sus mejores momentos, habitante de un mundo delirante donde cualquier disparate tiene cabida siempre que sea absolutamente intrascendente. Absurdo, humor y desquicio se dieron gloriosamente la mano.

Este filme que hoy les traigo es el primero del hombre de Krypton que como tal se proyectase en las salas de cine; antes, en 1948 y 1950, se estrenaron dos seriales, además de las populares películas de dibujos animados de San Max Fleischer. La verdad es que se trata de un episodio piloto hecho para la televisión, estrenado con honores en pantalla grande. La cosa funcionó, como seguramente no ignoran, y cristalizó en una popular serie finalizada cuando don Jorge Reeves, su protagonista, se disparó un tiro en la cabeza comenzando así la leyenda de la maldición del Superhombre.

Como piloto, qué quieren que les diga, estos Hombres Topo son inmejorables. Lo tienen todo para triunfar: su planteamiento coherente, como de filme de ciencia ficción (en una hora de duración Superman interviene menos de diez minutos), su escasa vergüenza, su clara voluntad pulp. Cuenta la historia de unos seres subterráneos, despertados por la perforación petrolífera más profunda del mundo.

Son estos intraterrestres, apenas cuatro, enanos macrocéfalos que lucen calva de cartón, pobladas cejas y manos peludísimas. Motivo más que suficiente para que una de esas simpáticas multitudes de pueblerinos que habitan el Oeste americano los acose, los queme vivos, les dispare y pretenda ahorcarlos, por este orden.

En realidad más que a una fantasía inocente, estos Mole Men remiten a títulos como La jauría humana (1966), del finado Arturo Penn, o Furia (1936), del Beato Fritz Lang. Gran parte del metraje muestra hatos de borrachos con gana de bronca intentando practicar un linchamiento. Todo pues, mucho más realista y sucio de lo que cabría esperar de un filme de Superman.---------Lo que no hace sino acrecentar el interés de esta película, tan breve como entretenida, que una vez más ese santo varón llamado Materia Gris ha colgado en la red para que todos podamos disfrutarla gratis y subtitulada en español con solo pinchar encima de ESTE enlace. Háganlo, nietucos, que no han de arrepentirse...

2010-10-15

El monstruo del señor Tomás

EL MONSTRUO DE ACERO
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Dedicado a Raw Tijuana, Maestro del imprescindible blogo PULPNIVORIA
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Es 1933. Acaba de incorporarse a la revista Pocholo, tal vez el mejor de los semanarios del período republicano, un joven dibujante que con igual maña ilustra tebeo de aventuras que páginas cómicas. Se llama Jaime Tomás, de quien ya les hablé AQUÍ, que siguiendo los pasos de la máxima estrella mundial del momento, Alex Raymond, confecciona algunas de las más memorables historietas de ciencia ficción hasta entonces aparecidas en esta sufrida Piel de Toro nuestra.


Y es que la historia del tebeo español, por mucho que algunos cenizos se empeñen en lo contrario, está sembrada de felices hallazgos, no siempre aquellos que machaconamente repite la (menguada y enflaquecida) crítica. Cuando en 1936 Jaime Tomás emprende la publicación de El Monstruo de Acero, a razón de una página semanal, ha culminado ya otras series fantásticas, como La isla de los galeones o la hoy ya clásica El Universo en guerra, de la que pueden encontrar amplia información si pinchan AQUÍ.




Páginas de fuerte y pronunciado sabor estético estas de El Monstruo de Acero. Submarinos gigantes capaces de arrasar ciudades más de veinte años antes del nacimiento de Mytek y del nipón kaiju; malvados enmascarados de fino mostacho francés; buzos con corbata; esqueletos; pulpos gigantes y genios científicos de monóculo y pajarita jalonan esta historia de destrucción y conquista, muy acorde con el pathos bélico de la época.


Mas, ay, ya lo saben: el bellaco Franco y sus compinches se rebelan y arman la zapatiesta incivil. Don Jaime se ve obligado a tomar otros aceros, abandonando a su monstruo para enrolarse en el ejército republicano. Vuelve el pobre del frente hecho unos zorros, y aunque su amigo el antes director de Pocholo, don José Mª Huertas Ventosa, intenta echarle una mano dándole trabajo en Chicos, neumonías y hambres atrasadas se lo llevan por delante en 1941. Nunca sabremos, pues, cuál fue el destino final del Monstruo de Acero...
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(Y no me cansaré de decirlo: si quieren saber de tebeos locos y españoles, cómprense "Tragados por el abismo- La historieta de aventuras en España", biblia obligada de estos asuntos y fuente continua de placer y sabiduría... ya lo dice AQUÍ el sabio don Álvaro Pons... háganle caso... )